TU

Esto no es poesía. Esta soy yo: desbordandome...

jueves, 28 de abril de 2016

Quiero que sepas, que te he mentido.


Quiero que sepas,
que te he mentido,
que nunca pensé en irme
que me dolió dejarte
que cuando di la vuelta
me costó disimular,
que lo que menos quería,
era mirar a otra parte.

Cualquier lugar es demasiado grande,
demasiado vació,
demasiado infeliz,
cuando no tienes a ese alguien
que lo recorra contigo.

No sé qué piense el destino
Pero qué triste verano
se me asoma por los hombros
cada vez que no te siento
abrazándome las manos.

A lo largo de los años
se han perdido muchas vidas
se han ahorcado las canciones,
fusilado margaritas,
encendido los cigarros
estallado corazones,
derribado habitaciones,
maldecido despedidas
y nadie ha podido nunca
a lo largo de esos años
encontrar respuesta a como,
olvidar a un ser humano.

Quiero que sepas,
que te he mentido.
Que aquella ocasión,
sí me pasaba algo
que me dolió la carta
que nunca me escribiste.
que llore, pero a escondidas
cuando tú mismo dijiste:
que ya se te había olvidado
la sensación de aquel primer abrazo.

Que me enfade aquella noche
en la que tú te reíste,
y cuando dije no importa,
Pensé todo lo contrario.

Irme fue, sin duda alguna
como intentar escapar de una cajita de arena
que se mueve y que te empuja al final de sus adentros
después se volvió reloj
desde entonces he vivido
atrapada en el recuerdo
de un amor al que,
yo pienso
–le hizo falta mucho tiempo-

Y es que lo hicimos tan mal
que el hecho de imaginar
lo que no pudo haber sido
si no hubiésemos nosotros
creído que amar es guerra,
duele más que el de pensar 
que hoy este ciclo se cierra
y no podremos si quiera decir
que fuimos amigos.

Quiero que sepas que te he mentido
porque ocultar la verdad
también me hace mentirosa,
y yo me quede callada 500 amaneceres,
no importa si ahora ya es tarde
necesito que te enteres:
las calles antes de ti
solían ser concreto y polvo
una gran pista de baile
que no era más que un adorno
en un funeral de gente
que habían matado sonrisas
a costa de un par de besos
que no sirvieron de nada
y el Ada de los deseos
me cumplió con tu llegada.
Lo que ahora después de ti,
prefiero no hablar de eso.

Me quedo con las sonrisas
de nuestros viejos veranos.

Que he sufrido lo confieso,
pero más mentira es,
decirte
que ha sido en vano.

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