TU

Esto no es poesía. Esta soy yo: desbordandome...

jueves, 29 de octubre de 2015

El rompimiento de las espectativas... (Febrero)

No estás aquí presente ni yo frente a ti, pero imaginare tú presencia mientras te escribo ya que siempre quisimos resolver nuestras diferencias frente a un aparato, probablemente daba igual, hace mucho que no resolvíamos nada aunque estuviéramos presentes.

Esta vez, en este escrito tratare de no utilizar palabras obtusas seré yo misma sin una poesía que aun no aprendo a escribir. Quería despedirme de ti, nos fuimos así sin despedirnos dándonos la espalda detrás de un aparato sin decir más que; muchos y tantos reproches y peleas. Quiero despedirme porque probablemente nunca más nos volveremos a ver ni hablar ni a saber del otro no tenemos ningún camino que nos cruce, me despido en forma de letras porque también así fueron las cosas entre nosotros y por supuesto porque ya es tarde para despedirnos en persona, ya corrió el tiempo y sí, tengo claro mis sentimientos y te amo, pero volverte a ver a ahora para despedirme seria revivir lo que se está apagando, no quiero confundirme ya. Por eso te escribo tal vez lo leas tal vez no, tal vez un día te acuerdes de mí y quieras saber si volví a escribir de ti, tal vez te encuentres con esta despedida o tal vez ya nunca lo sepas pero yo quiero despedirme estés o no estés presente, lo sepas o no. 

Ya ha pasado un mes desde que no se nada directamente de ti, desde que no te veo, ni te escucho. Un maldito mes y aquí dentro nada ha cambiado, es cierto que he aceptado que no vamos a volver que me estoy resignado a esa idea a esa estúpida realidad, pero aquí dentro nada ha cambiado. Es ilógico el tiempo sin ti; por un lado siento que ha pasado demasiado tiempo, se me ha hecho eternidad no estar contigo, pero, por el otro parece que fue ayer, cuando todavía te abrazaba y te besaba, y te decía te amo, porque te sigo amando igual que siempre y parece que aquí adentro el tiempo no pasa. Es triste y raro pero por otro lado ya casi no recuerdo tu voz, ni tu risa, ni tus gestos, los estoy olvidando y no sé porque, trato de recordarlos pero cada vez se vuelven más borrosos, tu imagen se me esta difuminando, y eso, eso también me duele ¿Cómo es que se están borrando tus rasgos de mi memoria y esto que siento sigue tan intacto? No quiero, no quiero, no recordar tus facciones. Quiero recordarlas mañana cuando ya no me duelan y no sé si perdure algo de tu imagen para entonces. 

Te echo mucho de menos, bastante. Todos lo días pienso en ti a todas horas, para mí ha sido muy difícil nuestra ruptura, a veces me niego a creer que se acabó, a veces metafóricamente volteo y quiero regresar, quiero salir corriendo hacia atrás, no quiero alejarme más de ti, a veces creo que todavía no era el momento, que todavía quedaba mucho entre nosotros, que nos dejamos llevar por nuestro enojo y orgullo, tú orgullo, no te ofendas, no pretendo culparte de nada, solo creo que esta vez fue tú orgullo porque seguramente pensaste que si regresabas, si regresábamos, tenías que aceptar lo que yo quería y ante eso tú no estabas dispuesto, seguramente pensaste en que no tenías porqué dejar absolutamente nada por un estúpido capricho mío, el que solo quiere controlarte y manejarte, eso pienso que fue en lo que consistió tú orgullo, por mi parte en un principio me sentía muy enojada contigo después me di cuenta que algo había cambiado, no en mí, algo había cambiado respecto a ti, fue como si descubriera que de verdad ya no me amabas que había alguien más y a veces creo que es verdad que solo tomaste de pretexto todo eso para alejarte de mí, si es así ¿Por qué no hablarme con la verdad? ¿Por qué siempre haces las cosas bajo el agua? ¿Por qué no enfrentarlo? La verdad es que no sé qué tan cierto sea todo eso, pero eso fue lo que paso conmigo, que ya no supe que es lo que había entre nosotros, lo que sentías por mí, que simplemente me calle tal vez porque no quería escucharte, no quería oír que ya no me querías, no quería oír que había alguien más, fue mi miedo, lo admito, simplemente no supe que hacer me paralice y ahora el tiempo ha avanzado ya no sé dónde estás tú, lo único que me ha quedado claro es que tú, por la razón que fuera querías alejarte de mí y que esta era la mejor decisión y yo simplemente lo acepte porque por una parte pensaba y durante mucho tiempo pensé que sí, que lo mejor era terminar, por otro lado sentí que eso era lo que tú querías y no me quedaba más que aceptarlo.

Realmente, si tú también me amas aún no estoy segura de que hayamos hecho lo correcto. Pienso que no se vale dejar pasar el amor si lo teníamos, si no te quisiera, si estuviera segura que no me quieres las cosas serían diferentes, pero según yo, quiero pensar un momento en que todavía nos queremos los dos. ¿Por qué haber sido tan débiles? Por qué ser tan tercos? Recuerdas aquella vez que de la nada una noche me llenaste de reproches, por cierto también por teléfono, terminamos por eso, tú decías que no querías estar conmigo, que era mejor así, ¿la recuerdas? Aquella vez te busque y te dije que por que íbamos a estar lejos si nos queríamos, recuerdo, que tú también me buscaste pero no para arreglar las cosas me buscabas para tranquilizarte o no sé para qué, pero recuerdo que llegaste a mi casa dijiste que me querías, yo te preguntaba ¿qué por qué entonces no estábamos juntos? tú decías que las cosas no estaba bien y yo me sentía tan mal porque yo si quería estar a tu lado. Luego me besaste e “hicimos el amor” y después solo te fuiste y me dejaste, recuerdo que me sentí simplemente utilizada, que solo habías ido a eso. Después todavía decidí buscarte, fui a tu casa con el pretexto más tonto de mi vida ¿te acuerdas? Te dije que necesitaba la cadenita de vuelta, en realidad te quería a ti de vuelta y esa vez volvió a pasar, terminamos en tu cama pensé que las cosas iban a estar bien te dije que te extrañaba que te amaba, tú aceptaste que también lo hacías pero que lo mejor era no estar juntos, me sentí humillada y utilizada, como un simple objeto. Después de vestirnos solo dijiste; te acompaño al metro, yo me sentí tan pérdida solo dije si, al despedirnos solo me dijiste que tenías la cabeza hecha una maraña de audífonos que no sabías lo que querías y que no estabas seguro pero me diste una vaga esperanza. Te ibas a T. dijiste que al regresar veríamos. Llegue a llorar a mi casa como siempre desde que estoy contigo, después me puse a pensar las cosas y supe que tus reproches después se iban a volver contra nosotros y que en algún momento, algún día yo acabaría reprochándote igual entonces pensé que tú respuesta seria no, que era lo mejor, pero regresaste de tu viaje y me buscaste yo me sorprendí te dije que yo ya no quería pero la verdad es que si quería solo tenía miedo de que pasara todo lo que ha pasado y te dije que si, por que al final sabía que nos queríamos y que quería estar a tu lado que no pensaría en después si no en ese instante y regresamos. Esa vez fue diferente fea tal vez para mí pero quizás valió la pena, te tuve de nuevo y pasamos momentos agradables y no me arrepiento de nada. Claro ahí yo sabía que nos queríamos los dos, estaba segura de eso en cambio ahora hace tiempo que no tengo la seguridad de si todavía aún me amabas si aun querías estar a mi lado, si aún eras feliz conmigo (creo que no) por eso no supe que hacer y solo deje que el mundo se me viniera abajo y no hice nada más que aceptar todo lo que tú quisieras todo lo que creí que querías. 

A pesar de que a veces sentía que ya no me querías, que ya no me amabas, que las cosas bonitas que decías, las que hacías, en las que pensabas ya no eran para mí, a pesar de eso, adoraba estar a tu lado y me sentía feliz, no siempre, a veces sentía ese vacío grande que me dejabas, ese vacío ausente de tu cariño pero era feliz, me hacía feliz pensar que al otro día estaríamos bien ahora es todo al revés no puedo pensar en mañana por que mañana ahora significa que somos recuerdo del pasado cada vez más.

La última vez que viajamos a T. nuestro último diciembre de vuelta, me puse a pensar en lo mal que estábamos en lo mal que me sentía y en que seguramente tú también te sentías como yo y ninguno de los dos podía calmar la ausencia, el vacío, el dolor del otro porque estábamos enfocados y preocupados en lo que cada uno sentía que, no podíamos mirar al otro, pensé que estábamos tan perdidos, tan rotos que lo nuestro ya no tenía sentido, lo supe. Esa vez notaste que venía callada, pensaste que venía enojada y si, en parte si venia enojada porque veía desde afuera lo que éramos, me daba coraje que no pudiéramos hacernos feliz pero más que nada venia triste, asustada, preocupada y con mucho miedo, veía venir el final tan cerca de nosotros y eso me ponía mal no sabía qué hacer, pensaba: ¿cómo evitarlo? pensaba que no íbamos a poder, que tal vez ya era mejor terminar ahí, -esa vez lo supe-… viniste a casa a dormir conmigo, eso me tranquilizo un poco por lo menos aún te tenia conmigo una noche más, quise que no se acabara. Esa noche te contemple durmiendo y llore porque no quería perderte no quería que se terminara. Al otro día te fuiste, yo me solté a llorar a pensar y pensar. En un momento de tantos problemas quise terminarlo todo pero te amaba y sabía que eso no era lo que quería entonces dije que tenía que seguir luchando por lo que quería que no podía ser tan cobarde e irme que me dolería más dejarte que luchar por ti porque mejoráramos , lo que quería era estar contigo y decidí que buscaría siempre la forma de permanecer a tú lado de que mejoráramos, de que no se acabara lo nuestro… y así fue me quede… pero justo después venían los enojos trataba de controlarme que no me dolieran tus actos, que no me lastimaran para no querer huir de ti pero no podía y tú te enojabas conmigo y te hartabas de mí también, ahí me quedaba sola y no podía, me hartaba ya no había nadie que me calmara, de quien apoyarme, terminaba de salir mi peor impulso, la inseguridad, el hartazgo y simplemente quería dejarte, quería huir. Aunque en realidad no quería, lo que quería era que estuviéramos bien que nos quisiéramos que fuéramos por momentos solo tú y yo donde nada ni nadie se interpusiera contra nosotros y creo que eso era bastante pedir.

Yo quería una cosa y tú querías otra, siempre fue así, siempre tan individuales como tú querías, y siempre me reclamabas eso, decías que yo no entendía que somos personas individuales y que cada quien tiene su vida, pero en realidad yo lo entendía perfectamente, eso era lo que más me molestaba que fuéramos tan individualistas, el que no entendió ni se dio cuenta de eso fuiste tú; éramos tan individualistas que siempre que yo quería hacer las cosas bien y luchar por lo nuestro tú estabas en otro lado, dándome la espalda viviendo tu vida y te ponías en mi contra era como si estuviéramos en guerra y tú te fueras al otro bando, me dejabas luchar sola y cuando tú querías luchar por lo nuestro y buscabas que las cosas estuvieran bien, yo ya estaba cansada y no quería, entonces yo igual me cambiaba de bando, te dejaba solo, así éramos, demasiado individualistas. Tu buscabas el individualismo cosa que siempre tuvimos, yo la romántica cursi y tonta buscaba el compañerismo, lo que para mi es lo importante crecer juntos sentir que somos uno mismo no dejarse caer, para mí el compañerismo es lo esencial en cualquier relación afectiva cosa que nunca tuvimos y que obviamente tú nunca buscaste, tú lo veías creo de otra manera como si te ataras a mí pero las cosas no eran así, se volvieron de un modo incomprensibles e inaguantables pero nunca se trató de eso. Creo, sin ver culpables; el individualismo tan grande que teníamos las volvió de esa manera nos queríamos individualmente, desgraciadamente nadie tiene ese privilegio somos una especie asociada en la que el compañerismo es lo que nos hace ser y crecer sin embargo los individuos pretendemos vivir individualmente por eso no hay unión por eso todo esta tan dispersado de ser y vencer lo que nos hace mal. Así estuvimos tú y yo en lucha constante, decidimos luchar aparte, pudiendo haber luchado juntos, hasta el último momento fuimos tercos pensando solo en lo que queríamos individualmente; bueno, en lo que querías individualmente porque yo nunca me pensaba ni me imaginaba individual a ti, claro que tenía mis cosas, tampoco era que estuvieras pegado a mí para hacerlas pero siempre pensaba en ti cuando las hacía, me emocionaba que estuvieras a mi lado mientras las hacía, me emocionaba ver que tú ibas creciendo a mi lado y logrando tus metas en todo te incluía de una forma en la que no precisamente estabas presente pero en la que no te negaba que estuvieras como una parte importante en mi vida para mí eso no era atadura ni me sentía presionada ni nada de esas cosas a mí no me molestaba que quisieras estar todo el tiempo conmigo a mí me encantaba, todo lo que fuera juntos me encantaba y me emocionaba jamás hice algo sin quererlo hacer porqué me sintiera comprometida a mí me gustaba complacerte, me gusta complacer quizás no en todo, pero casi, bueno yo creo, es lo que puedo ver de mí, tú siempre me hacías sentir que lo hacías solo para que no me enojara, para no quedar mal conmigo por obligación jamás te nacía complacerme de verdad; nuestra pelea, nuestra última discusión por la que quizás sea por la que estamos hasta este punto de distancia “el alcohol” mi defecto, tú defecto, yo te lo prohibía según tú pero en realidad jamás dejaste de hacerlo, yo quería controlar esa parte de ti, según tú, pero siempre hiciste lo que quisiste por eso las peleas, por eso la desconfianza, por eso me sentía lastimada no sabías complacer quizás si lo hubieses hecho yo también te hubiese complacido además no logro entender ¿por qué, en sí, tomabas? incluso te lo permitía según tú no eras un borracho pero a fuerzas tenías que tomar y aparte era alcohol, o sea nada afectivo nada que te perjudique, vaya tus amigos nunca te lo restringe y aunque lo hubiese hecho jamás me hubieses hecho caso como con tus ex, como con tus amigas recién aparecidas siempre fue un dolor de cabeza y discusión tras discusión para que por fin decidieras medio alejarte que en realidad nunca lo hacías siempre esperabas el momento oportuno de nuestras discusiones o que termináramos para ir tras de ellas, no te importaba que eso a mí me lastimara te lo pedía de todas las formas: bien, enojada a gritos, platicando, de cualquier forma te valió ¿cómo querías que no llegara un punto en que no confiara, en el que todo te reclamara? Siempre te importo más algo que no tenía demasiada importancia o que perjudicaba nuestra relación, que lo nuestro que lo que sintiera… cuando te decía que no quería que le hablaras a tal chica por x o y razón, que las ignoraras me decías que ¡no! te enojabas, porque decías que no ibas hacer grosero con ellas, te importaba lo que pensaran de ti o hacerles una grosería yo veía como te preocupaba eso, ¡pero conmigo! si podías ser grosero, no te importaba lo que yo pensara de ti, no te importaba lo que yo iba a sentir. Ahora me has puesto en un lugar peor, francamente yo no sé qué fue lo que yo te hice para que seas o hayas sido así conmigo, me borras de toda tú vida así como si de verdad no te hubiese importado nada o como si estuvieses muy enojado conmigo, tal vez si me odias pero no sé porque; a tus otras ex no querías dejarlas de mirar, de hablar, de tener contacto con ellas. Yo llegue a tu vida y todavía me restregaste a varias en mi cara tuvimos problemas por eso y tú seguías tenido contacto con ellas y no solo con tus ex, sino con todas las demás que me molestaba porque tenía motivos. Fue también un drama que te alejaras de ellas y en cambio a mí me botas, me borras, me desechas sin más, la verdad que no sé qué pensar. Claro que me ha dolido ¡cómo no! si te amo tontamente pero pues ni modo ¿no? Fue por lo que yo opte hace tres años, seguramente me lo merezco, aunque no creo. 

Tantas veces dijimos que era la última vez y no puedo creer que en verdad haya llegado la última. A veces todavía no me la creo que hayamos terminado todavía me da tristeza que haya tenido que ser así. 

¿Recuerdas una carta que te di? creo que la última, te preguntaba siempre que si termináramos después de mucho tiempo tú volverías, ¿si volverías por mí? tú siempre decías que sí, que siempre volverías conmigo, siempre me mentías para calmarme, esas mentiras en su momento eran bonitas me daban fuerza me hacían sentir que contigo nunca podrían acabar. Quería que se volvieran verdad, aunque uno sabe que siempre llega el momento de partir. Te decía que ya no llegaríamos a los cuatro años (yo lo sentía en el fondo de mi corazón, lo sentía tan fuerte) tú decías que sí, que duraríamos muchos, muchos años más.

Alguna vez llegue a imaginar mi vida contigo hasta imaginaba a nuestro E-rito ¿te acuerdas de él? Te platica de cómo me lo imaginaba con tus facciones corriendo por la casa y en los parques tú jugando con el futbol, aunque siempre quería niña o quiero, en mi imaginación (tal vez en mis sueños (perdidos)) estaba él un E-rito como tú jugando en algún espacio de este mundo ¿qué tonto no? Pero él era muy tierno y lindo, aunque no existía lo amaba, lo ame el poquito tiempo que existió en mis pensamientos.

Si la verdad los últimos días me tratabas feo, me hablabas golpeado y siempre te veías molesto parecía que te molestaba estar conmigo, por eso creo que ya no me amabas, tal vez si lo hacías, no sé… pero yo creo, sentía que ya no. Que si, como tú lo dijiste te preocupabas por mí, me querías pero era diferente, como una amiga quizá o hasta como una hermana o alguien que simplemente cae bien y a precias pero, no lo sé con certeza.

Creo que yo no te hice daño ni te hice ningún mal y al decir esto no estoy borrando mis errores ni pretendo quedar como la buena porque errores los cometí y en su momento te lastime la verdad es que a veces creía que ni te importaba lo que yo hiciera te daba igual, no sé realmente, pero fuera de engañarte siempre fui transparente contigo.

Esta fue mi semana de luto; Me ha pasado tanto esta semana pero no me olvido de ti: fui al doctor, y cuanto quise que estuvieras ahí conmigo, imposible no acordarme de ti, de esa última vez que estuvimos juntos en ese consultorio. El doctor me pregunto por ti y fue como un balde de agua fría, no supe que responder su pregunta fue un golpe bajo, no sabes las fuerzas tan grandes que tuve que hacer para no soltarme a llorar desesperadamente frente a él, perdí la voz por un largo lapso, creo que lo noto.

Esta definitivamente no fue la peor semana, pero si la más triste, la más melancólica, la más difícil: Tan real. Recuerdo que me decías que pusiera mi cara triste,(esa carita que no sé porque te gustaba pero insistías en ver esa carita triste en mi) ja! Ahora estoy triste de verdad muy, muy triste y me pregunto si ¿esta cara es la que te gustaría ver? la que siempre querías ver…

jueves, 22 de octubre de 2015

Siempre una ultima vez...

He decidido escribirte una vez más, antes de marcharme, sí, me voy, ¿a dónde? no muy lejos, ¿cuánto tiempo? No importa, ni siquiera notaras mi ausencia en esta enorme ciudad. necesito un aire diferente y unas cuantas cosas que pensar más, pero no me voy con esa idea, el motivo es otro ni siquiera sé si tendré tiempo para pensar, en fin, he decidido escribir antes de partir solo porque no quiero llevarme las maletas pesadas de palabras cargadas de sentimiento, te escribo otra ultima vez para deshacerte, para hablar, para decirte lo que hasta ahora no era capaz de aventarle al aire y a tu recuerdo, hoy lo hago, quiero irme ligera y por eso he decido no guardar este escrito en mi maleta. Debo volver pero no sé si en esa vuelta regrese, por eso te escribo antes de irme por si algo se queda por haya abandonado, por ejemplo mis lágrimas en las que hay trocitos de ti, los pedazos de amor que me quedaron y los haga polvo y decida soplarlos. Cuando vuelva todo seguirá igual, lo sé, cada cosa en su lugar pero quizá no sea lo mismo y pierdan significado, y antes de eso he querido sacarme unas cuantas cosas que aun llevo adentro, y ya no quiero cargar más, te darás cuenta que mi escrito al final resultara un tanto confuso y contradictorio pero si lo logras entender podrás saber un poquito de lo que digo y a lo que me refiero.

Quiero que antes de cualquier cosa entiendas, que estas palabras son mi escrito y este papel es mi espacio, que todo lo que está aquí es un desahogo más de tantos creo que el ultimo (ahora estoy más segura cuando me atrevo a decirlo), que no tiene otra intención más que dejar palabras, que no tienes que molestarte ni juzgarme, bien, puedes romper la hoja y colocarla en un cesto de basura. Que hablo con una hoja imaginando que eres tú el que me escucha, que puedo ser y que tú puedes quedarte con tus verdades y tu razón a mí solo déjame con mis escritos: 

Ya ha pasado tiempo, yo no sé si es mucho o es poco. Pero si sé que no ha sido el suficiente para olvidar lo que siento por ti. Sabes, es como mantenerme en medio del fuego y el hielo, algo así, no sé si me entiendas, cuando veo el tiempo me asusto y siento un vacío enorme, siento que ha pasado bastante y no quiero que el tiempo siga avanzando quisiera pararlo, todos los días, me pone a un paso a una distancia más lejos de ti y me duele, al mismo tiempo que siento que aquí adentro no ha pasado tiempo que es como si apenas hubiese sido ayer cuando te abrazaba por última vez que te sigo queriendo como si toda esta distancia y tiempo no hubiese pasado entre nosotros, y sufro cuando me doy cuenta de mi realidad del tiempo en mi reloj y el calendario, en lo triste que aun llevo en los ojos, y las pocas ganas de hacer todo sin ti. Te he extrañado todos los días. Me doy cuenta que me sigo tropezando con tu recuerdo, no sé qué ha pasado estos últimos días que me ha dado por volver a la tristeza y me vuelvo a ver en el mismo lugar que me dejaste, que de repente me vuelvo a descubrir llorándote que parece que en vez de que todo avance todo empieza a retroceder. Mis sueños todavía intentan abrazarte pero es inútil, tu presencia en ellos ya tampoco está, ni siquiera tu sombra prevaleció en ellos, sé que en algún lugar de mis sueños en otro extremo todavía existes, entiendo que empiezas a borrarte de mis cosas y de mis días y aunque a veces pareciera que no, ya has empezado a desvanecerte de mis manos, ya no recuerdo tu risa, ni si alguna vez me hablaste con amor, ni el sonido que tenía mi nombre en tu boca, he olvidado lo que era tenerte tan cerca de mí que a veces lo anhelo tanto, los pocos gestos que aun puedo recordarte los siento muy distantes de mi como si solo hubiesen sido parte de un sueño, tu imagen, tu presencia empiezan a diluirse de mi vida, pero aunque todo esto empieza por tener un fin te hecho muchísimo de menos tal vez será que las dos cosas me están llevando al final agarrándome las dos de la mano, para no olvidar lo mucho que te quise y lo mucho que dolió, que el amor es lo más bonito pero que también sabe doler, no lo sé, me resulta extraño quererte tanto aun y empezar a olvidar esa parte de materia que te hace existente en el espacio. Es algo así como si hubieses muerto, un ser que no existe y que el dolor de su ausencia es infinitamente vacía, ¿me entiendes? es amar tanto, demasiado, pero saber que lo que amas ya no existe, que no hay nada que hacer, porque ya no está, que hagas lo que hagas y esperes, lo que esperes, jamás volverás a estar con esa persona, con ese amor, jamás podrás volver a acceder a él, porque ya no está, ya no existe, ya no vive. Así es esto; moriste, mueres en mis días, en mi vida y en mi mundo, solo sigues sobreviviendo dentro de mí, y cuando mueres simplemente te da la gana de resucitar y contigo mi dolor. 

Ojala alguna vez hubieras podido escuchar mi corazón en el tuyo, quizá tengo la maldita esperanza guardada en el pasado que solo así, hubieras podido entender lo que me pasaba y lo que me hacías sentir, lo mucho que necesitaba de ti, de tu amor, de tus besos y que quizá ahorita no estaría yéndome con la intención de terminar de soltarte de mí, que no estaría escribiendo este texto y que tal vez podríamos seguir escribiendo una historia juntos, pero no es así, y todo esto existe. Que he comprendido que no fuimos diferentes pero si distantes y yo siempre lo he preferido al revés por eso mi terquedad de arribarme a tu costado. Que soy sincera con las personas que me importan y al resto simplemente no los cuento en mis historias, sé que el traje de novios nos quedó grande, pero creo que no te diste cuenta que debajo de mis sábanas sólo entran las personas. Así que me voy con un buen sabor de boca, sabiendo que lo que te dije, lo dije desde adentro. Quizá yo me lo pierdo o quizá tú no lo vales. Quién sabe.

Siempre me despierto pensando en ti con alguien en mi cabeza susurrándome tu nombre, y me despierto pronunciándote, pero mis ojos solo ven los rayos del sol atravesando mi ventana y el hueco enorme que has dejado en mi cama, te extraño, te quiero.... la palabra que ya no te he vuelto decir y que no he querido pronunciar, pero hoy quiero soltarla: Te amo, si, aun te amo con todas mis fuerzas, no entiendo, no sé cómo es que sigues estando tan adentro de mí, pero tampoco me preocupa entenderlo, hay cosas que simplemente suceden y no tienen explicación. Te amo a pesar de todo lo que ha pasado a pesar de toda esta distancia que nos separa, a pesar de mí.

A veces, te confieso que todavía pienso que algún día podría volver a estar en tus brazos y sonrió como tonta, claro, mis pensamientos acaban por hacerse polvo cuando me doy cuenta que el amor es de dos y amar es de uno, y me he quedado sola con eso. Ahora solo me gustaría abrazarte solo eso, apretarte a mi vida y después deshacerte; esto pensaba ayer, y todos estos últimos días, esto deseaba, esto quería simplemente abrazarte, sin palabras, sin nada solo soltarme un rato en tus brazos, hoy no sé, si pudiera abrazarte por que no se, si sería capaz de soltarte e irme, hoy creo que está bien tu ausencia, está bien no volver a estar en tus brazos aunque lo anhele tanto, está bien cuando me doy cuenta que de ser posible, todo esto poquito que he avanzado se pondría de cabeza y me volvería aferrar a tus dedos.

A veces quisiera llamarte y preguntarte ¿cómo estás? y que expliques algunas de mis dudas, ¿por qué? ¿Por qué todo esto? ¿Acaso no lo merecíamos? ¿Merecíamos acabar así? ¿Yo me lo merecía? Creo que no, yo creí que por lo menos sobraba cariño, yo me quede con que no habíamos terminado bien pero por lo menos tampoco mal, y creo que me equivoque y me seguía comiendo tus mentiras con las mías, cuando pensaba y recordaba lo que me decías; que no me dejarías sola, pero no solo te fuiste, también me abandonaste, te olvidaste de mí, y no pude entenderte, ni comprender nada. Creo que merecíamos otro final menos cruel ¿no crees? “un adiós con anestesia" o tal vez es que yo aún te quería y a ti simplemente no te importo más, no sé… Supe muchas cosas las cuales tal vez hubiera preferido no saber, pero lo único que realmente sentí fue la respuesta de tu actitud, sé que me has borrado de tu vida y me has olvidado. Y sabes, lo he aceptado. 

A veces me gustaría acercarme desde alguna ventana y verte desde ahí, pero sabes; un día yo también decidí ponerle puertas a tu vida en medio de la mía y las cerré me las he vuelto a topar de frente y me da la tentación de abrirlas de nuevo o de asomarme tan solo segundos por una pequeña rendija a ella, pero no lo hago, solo me inunda la tristeza de saber todo lo que se queda detrás de esas puertas, una parte de mi vida también está ahí, me quedo pasmada de pensarlo, de recordarlo de ver esas puertas y me paso de largo… no hay más me digo a mi misma; todo va a pasar, todo va a estar bien, así tiene que ser, pase lo que pase siempre pasa, algún día estas puertas de aquí adentro también se cerraran yo lo sé... a veces se me sueltan las ganas de hacerte saber lo mucho que te extraño lo mucho que aún no dejas de dolerme pero siento que ya nada vale, que en este escrito queda claro, que llego a sentir que hacértelo saber es seguir entregándote mi orgullo y mi dignidad como tantas veces lo hice, y por lo menos esas dos cosas ya no te pertenecen, pero irónicamente así me siento de ridícula cuando doy por terminado un escrito, como tonta, después solo dejo que sea, y hago como que no soy yo la que escribe porque nadie me ve por qué tú no me ves, porque yo no te veo, y porque creo firmemente que hace tiempo mis escritos no llegan a tu puerta y me siento más tranquila, no leerás mis ridiculeces ni lo tonta y cursi que me veo escribiendo babosadas sobre el desamor y entonces me siento libre de escribir para mí como si estuvieras tú.

No sé nada de tu vida ni tú de la mía pero espero que estés bien. Yo, yo estoy bien a veces me vuelve la tristeza como estos últimos días pero es normal, creo que mañana todo ira mejor. Aquí en mi vida han pasado muchas cosas pero nadie nuevo, hago cosas pensando en que siempre en cada una tu ibas a estar de mi mano -lo caro que sale poner a una persona de tu mano para futuros- de los tuyos, ahora sigues a mi lado pero ya no de mi mano y no en ellos solo estas porque te llevo dentro, y yo no sé si algún día existí en los tuyos pero ahora no estoy y me da por pensar que compartir la cama con alguien es fácil pero compartir las derrotas, las risas, las ganas eso no es fácil de conseguir, se puede llenar la cama de muchos amores baratos pero tu mano y tus días siempre tendrán una parte vacía. Aquí es un desastre, todo está ordenadamente desordenado, solo así me entiendo; Estoy bien, y no sé si tu tengas dudas yo pienso que ninguna que desde que diste la vuelta lo demás se borró. yo me quede triste muy, muy triste, muy dolida, decepcionada, ilusionada y desilusionada, un poco arta y desgastada, hundida como mujer, creo que también con un poco de rencor, resentimiento y algunos reproches atorados y bueno el amor está de sobra mencionarlo (espero que lo entiendas), pero a pesar de todo, yo siempre habría estado para ti, estoy para ti no es que me necesites ni cuando lo hagas simplemente no podría abandonarte aunque el amor por ti hubiese dejado de existir, te prometí que siempre estaría, y aquí sigo parece tonto verdad, pero así es, muchas veces quise buscarte y no para volver, si no para hacerte saber que de todas la maneras yo siempre estaría para ti, sin embargo tu actitud me hizo saber que era mejor así, sin mencionar que las veces que intentaba hacerlo hubieron cosas que me demostraban que no debía mover ya nada y preferí no interrumpir tu vida y ser una piedrita en tu zapato, ahí fue cuando no supe que había pasado por que tu actitud, porque tu reacción así, hacia a mí, porque todo eso... 

Quisiera saber porque te expresas así, porque hablas así de mí, porque me describes de esa manera, las cosas no son como las cuentas, pero si eso te hace calmar tu conciencia y estar bien contigo es cosa tuya seguramente dirás que tu consciencia está limpia y tu diste todo, eso es una mentira más a ti mismo a todo y a todos, puede que tu consciencia este limpia porque nunca has tenido. Y me pregunto qué ganas con hacerme quedar como la mala? Sabes que no lo fui. Quisiera saber… o más bien, no, ya no quiero saber, esa es una de las partes que ya no me importa, en su momento busque explicaciones, en su momento quise saber, en su momento me dolía, en su momento me sentí enojada, en su momento me lastimaron, ahora ya no, es demasiado mustio para darle importancia. Eso creo ahora, ni siquiera debería tener espacio en este escrito, pero admito que fueron de las cosas que quise decir, que me trague y guarde silencio y de las que tenía que decir de alguna manera en algún lugar (aquí).

Yo por mi parte no he contado nada, porque nadie sabe lo que realmente pasaba entre los dos ni siquiera tu y yo, creo por mi parte que ya nos hemos juzgado muy duro entre los dos para permitírselo a terceras personas, nadie sabe lo que sentía cada uno, y nadie tiene derecho a juzgarte por tus errores solo yo sé hasta dónde me has lastimado, (aún sigo defendiéndote de las personas que me defiende, aun te protejo donde tú no puedes defenderte, aquí frente a mi tristeza) pero ya se acabó y esta historia se ha cerrado, una vez te prometí que jamás hablaría de ti ni de nosotros y lo he cumplido no he hablado de más, ni lo voy hacer, hoy cierro una etapa más de mi vida en ella te vas tú, no hablare de ti, no contare como te conocí, ni cómo ni porque me enamore de ti, no mencionare tu nombre jamás como si alguna vez me hubiese pertenecido, no hablare de los cumpleaños en los que me olvidabas abrazando a otras y no te importo y yo solo te quería a ti a mi lado, no hablare de las veces que me lastimaste, de nuestras peleas y las reconciliaciones, de la manera tan fría e indiferente con la que permanecías en mi vida ni de las tantas lagrimas que te llore, ni que existen poemas que escribí para ti, pensando en ti, no hablare de como terminamos ni de lo difícil que fue nuestro último año, ni tampoco de las promesas que no se cumplieron, de mis sueños de tu mano, no hablare de lo mucho que me costó desprenderte de mí, retirarme, ni cuánto tiempo paso para olvidarte, no hablare jamás de ti. Entre nosotros dos nunca éxito nada, no te conocí no me conociste, jamás hubo amor entre los dos, nunca me lastimaste, nunca te herí (y podremos volver a conocernos sin heridas) no existirán fantasmas tuyos para el que viene, has muerto, todo entre nosotros murió, yo también estoy muerta para ti, no existo.

Es irónico escribo porque la maleta está muy llena y no quiero llevarme más sentimientos rotos, pero te vas conmigo te llevo a mi costado, lo que no puedo prometerte ya, es que te traeré intacto de vuelta dentro de mí, quizá encuentre un lugar especial donde abandonarte, y si lo encuentro me asegurare de no volver a ese lugar amenos nunca sola.

Decido cerrar esta historia contigo, sin nombre para que no nos sepan encontrar, dejo las puertas a mi espalda y si alguna vez decido darme la vuelta para mirarlas solo será para ver lo lejos que estoy de ellas y me repetiré: nunca existió, nunca existió. Y volveré a darle la espalda y seguiré mi camino. 

Cierro esta etapa y sin embargo eso no significa que te he olvidado, que ya no te quiera más; no te he olvidado, te sigo echando tanto de menos, te sigo queriendo, todo el amor sigue intacto, pero es momento de despegar, de seguir, de volar. Es momento de cerrar ciclos, de aprender a volar con piedras en cada ala, es preciso hacerlo, esta no es una despedida más de las tantas que te he dicho porque despedirnos, ya está de sobra. Solo es un escrito para cerrar ciclos, dejar las heridas en el pasado y continuar. .. 

Decirte que me voy tranquila y sin rencores, que lo que vivimos ya pasó y hay que hacerle frente al presente sin ti, sin mí. Me voy como los grandes (sin que suene a vanidad), con las alas no completas pero sin resentimiento. Te deseo toda felicidad y lo mejor porque te quiero y siempre querré que lo que quise este bien, esto no es algo fácil de hacer y de sentir pero reconciliarme con el pasado, conmigo, contigo, es la mejor manera de hacerlo. no puedo evitar no llorar está de sobra decirte que este escrito esta sellado al final de la hoja con una lagrima como los tantos escritos antes de este, que este escrito ha sido como haber asistido –a nuestro funeral- (y en estas palabras se encierra todo, -entiéndelo-). 

Irme no significa que al volver ya no habrá nada de ti pero sé que al volver tus recuerdos con este amor me darán una tregua. Que pase, lo que pase, espero no volver a escribirte, aunque regrese y me dé cuenta que es imposible olvidarte, aunque te hecho tanto de menos, y vuelva a llorarte el año que resta. Pase lo que pase no intentare hacértelo saber en una hoja me apartare donde mis letras no sepan alcanzarte. 

Cuídate, te dejo un beso soplado desde mi mano, espero que el viento te lo haga saber… como la última caricia de cariño, de reconciliación y de paz que hago contigo, como el último rose de piel antes de dejar de existir… cuídate mi amor bonito (mi mentira más bonita).

…y una parte de mi quiere que estés, que me digas que todo este texto es una mentira…

domingo, 18 de octubre de 2015

No quiero, no quería, no era así...

No te quiero decir adiós.
Entiéndeme,
me resisto a dejarte ir
porque siempre has sido todo lo que venía después,
y ahora que te vas
se me caen de las manos las mañanas contigo.

Escribo sobre la tristeza
solo porque le tengo un pánico aterrador
y no quiero que me sorprenda,
pero luego me imagino sin ti
y la hija de puta me deja con los calzones abajo
mientras me dice:
‘escribirlo no es conocerlo’.
entonces el invierno
se me atornilla en la garganta
mientras tú te vas
y yo,
yo me pierdo.

Y de repente esta ciudad es la más grande del planeta.

Voy a tientas por la vida,
buscando puentes cercanos
porque el suicidio siempre fue la huida más poética,
callejones sin salida
para poder llenarme las manos de excusas
corazones empezados
para no tener que darles el mío,
camas a las que no me quedo ver bostezar
para evitarme soñar.
Me enseñaron a escribir
y se olvidaron de explicarme cómo usar las palabras,
mis intentos fallidos
dejaron el amor y mi valentía tirados en la cuneta,
y soy capaz de gritarte que te quiero
mientras corro en la dirección contraria.

Cualquiera te diría que no soy recomendable,
y estaría en lo cierto.

Pero ellos no saben
que a pesar de que la palabra huida me ajusticie cada noche
y el miedo que me atora sea de los más temibles
-esos que no tienen nombre-,
Aunque nadie supiera ver
-ni siquiera yo-
que éramos nuestra cura,
aunque no supiera lo que quería
solo sé que quería que estuvieras tú en ello,
porque tenerte conmigo
fue como recuperarme,
ser consciente
de que mi miedo quedo herido de muerte
al verme de tu mano,
mirarte fue creer de nuevo en las ventanas
-las que dan aire-
y coger aire para besarte
siempre será la mejor manera de besar que existe.

Ahora todas mis mañanas se han quedado
sin hueco en tus semanas,
no me esperas,
no estas al otro lado
y yo tengo que dejarte ir de mí,
también,
tampoco,
porque nos  merecemos un mundo sin final
y batallas ganadas,
una paz que lleve nuestros nombres
y alguien que nos lleve al cielo.

Yo por mi parte,
Te diré que  entiendo,
Y lo respeto.


Dejare mi verdad a los poemas.

jueves, 15 de octubre de 2015

Alguien me escribió...

Imposible pensar cuántas noches han ocurrido, es como si hubieran sido todas, como si desde el inicio hubieran estado ahí, en un espacio infinito juntos, como si el cuerpo de uno hubiera sido, desde antes que todo, el complemento del cuerpo del otro. No sólo sus besos ocurren con perfección matemática sino sus intenciones empatan como si estuvieran destinados por alguna fuerza maliciosa que los hace perfectos el uno para el otro y los distanciara en las ocupaciones reales de su cotidianidad. Ella en un compromiso, en un espacio fabricado años atrás con buenas intenciones pero sin magia. Él distanciado por la intención de no entrometerse más allá de lo común, condenado a aterrarse de sus capacidades intelectuales y el efecto de ellas sobre cualquier otro. La noche indeseada había llegado, un “ven a mí” iniciaba una corta pero dolorosa despedida. No es que se fueran a separar por mucho tiempo, es sólo que no querían estar separados a partir de ese momento y es que cada abrazo se prolongaba en la eternidad de una estrella fugaz, la constancia de la luz del rayo, iluminándolo todo para apagarse un segundo después; quizá por eso es que cada abrazo y cada beso se producían solos, sin decirlo, sin iniciarlo, sin pensarlo, como si cada uno fuera el primero y el último, como si todas las historias de almas gemelas se reunieran a ejemplificarse en el instante en el que los dos se comían un te amo para convertirlo en un silencioso no te alejes nunca. Pero la hora había llegado, ella partiría, quizá con alguien a quien amaba, él volvería a casa al océano de calma que estaba por hartar al viajero, que estaba por mostrarle al primitivo animal que llevaba dentro que era el momento de emprender nuevamente el viaje y es que la gente como él no puede dormir en una cueva, no puede sembrar ni cuidar animales, debe viajar, conocer y aprender y hacerse acompañar y ella debe acompañarlo, ella quiere acompañarlo. Pero esa noche él volvería a su estática momentánea y ella prepararía el equipaje con el que sería otro, el primero, quien la haría viajar, quién sabe por cuánto tiempo más. Esa noche se abrazarían por última vez en algún tiempo y ambos se tragaron el te amo y lo cambiaron por una serie de besos que desesperadamente dijeron, una y otra vez, no dejes que termine la noche, no dejes que se cierren mis ojos ni que los segundos te lleven de mí, no te vayas que tampoco quiero irme. Quizá no sea momento de decir si volverán si quiera a verse, pero ambos saben que algo del amor empapó el último de sus incontables aunque pocos encuentros y que esa razón a los dos les ha sembrado una pequeña duda curiosa: ¿qué tan bello podría ser? Y los dos, sospechosamente, añoran una respuesta.

-Iad-

viernes, 9 de octubre de 2015

Tendrá que ser así.

Terminamos
es tan peligroso
-y difícil-
como despertar a un sonámbulo
que cree que puede volar
y sale a la calle a buscar un puente
que le recuerde a todas las cosas
que nunca pudieron ser
para que sean.
O le despiertas y muere.
o se tira y vuela
solo dentro de su sueño
-al fin y al cabo,
los sonámbulos
son los únicos dispuestos
a morir por sus sueños-.

Como explicártelo:
solo supimos volar
porque uno sostenía al otro.
pero ahora nos hemos soltado la mano
porque nos quedamos sin dedos
para contar las heridas que nos estábamos causando,
y aun no sé qué pesa más:
el cansancio de una mano vacía
o el apoyo de una palma que no puede tocarte
-en ese hueco que separaba nuestras bocas
y que era lo único que nos unía,
lo único que nos huía
deje escrito cien poemas,
es decir cien formas de morir-.

Te confesare algo:
todas las veces que nos gritamos
al oído y sin cuidado
que tú y yo nunca tendríamos final
no existen.

Existes tú
en la medida que existe mi dolor
y estas ganas de ser lo que no soy.
Existo yo
en la medida que existe mi tristeza
y esas ganas que me bebas las heridas.

Pero
mi amor,
tú y yo juntos
solo somos ganas,
intentos en vano,
pusilanimidad disfrazada de una noche valiente,
un vicio insano a rechazar la felicidad,
dos cobardes muertos de miedo
que una paradoja vomitiva
se esconde debajo de la cama
para alimentar a sus monstruos,
el retrato de una rutina atragantada
en un conformismo infiel y barato,
una verdad que pierde la vez
cuando abrimos la boca
para mentirnos y poder seguir esperándonos
como esperan los que engañan:
con palabras.

Si,
mi amor,
lo sé,
sé que nos miramos a los ojos una vez,
y fue ahí cuando nos vimos,
cuando fuimos,
cuando nos volvimos verdad por un instante
que, aunque pequeño,
arrasó con todas las mentiras por ser el único.
Pero dime de qué vale una vez
si lo que tú y yo queríamos eran cientos
y no fuimos capaces
ni de sumar tus dedos a los míos,
ni de mirarnos rozándonos la nariz,
ni de cruzar la ciudad de noche por un beso
-sigo pensando
que menos mal que no nos quedamos juntos,
hubiéramos roto al mundo de amor,
estoy segura,
y este planeta no está hecho para morir así-.

Hemos tenido que borrarnos
para descubrir que,
al final,
como las grandes historias,
solo fuimos palabras.
Será esta necesidad
tan mía
de llenar cada espacio de literatura
para vivir atrapados
en amores que no pueden ser escritos.

Tendrá que ser así,
mi amor:
tú desapareciendo en mis poemas
y yo desapareciendo entre tus días.

martes, 6 de octubre de 2015

De la clase a la practica.

Como todos los días yo te esperaba…
 Te esperaba pasar a la misma hora y en la misma banca. Aquel día pasaste una hora antes que de costumbre  por aquel sitio. Y yo embobada te miraba lunática, me imaginaba entre tus brazos respirando de tu aliento y tu robando el mío.
De pronto ocurrió lo inesperado, esta vez no pasaste con prisa a tu destino. Te detuviste justo frente a la banca en la que yo estaba sentada esperando mirarte pasar. Te dirigiste hacia a mí, y mis  nervios comenzaron a subir y el corazón a latir más rápido, pero supe controlarme. Te sentaste a mi lado y abriste un libro en el que pusiste toda tu atención, no me mirabas y yo temblaba… Te tenía tan cerca y tan inalcanzable a la vez, moría por tocarte, mis manos ansiaban sentir tu piel, descubrir tu textura milímetro a milímetro, conocer los viajes a través de tus manos, mi cuerpo empezaba a tensarse y un calor extraño pero dulcemente ardiente invadía con rabia mi locura, necesitaba sentirte, cada vez te quería más cerca,  te quería tan, tan cerca, tan cerca que no fuera posible distinguir nuestros dos cuerpos en una figura. Mi mente empezaba extasiarse y divagaba tan libre por todo tu cuerpo como si lo conociera desde tiempo antes. No podía resistirme más, mi piel empezaba a quemarse con la imaginación de tu cuerpo sobre el mío. Mis ojos se cerraron despacio y mi lengua mojada rodeaba mis labios muy suavemente y mis piernas querían abrirse para ti. Si, deseaban tenerte entre ellas…
Y pensaba ¿todo esto solo con tú cercanía? Y me preguntaba ¿Qué seria poder tocarte y volverte realidad?, mis ganas se empapaban.
No pude más, abrí los ojos y me arroje sobre tú cuerpo, te tome con furia la cara y traje tu boca hacia la mía, y te bese con ese deseo  que solo da la lujuria demente de mi lengua y la complicidad de tu saliva con la mía.
 Me detuve para mirarte y ahí estaba a mi encuentro tu mirada más ardiente profundizando mis deseos más absurdos de querer ser tuya, en ese instante, en ese lugar.
Me sujetas de la nuca y me acercas a tu cara para besarme, pero te detienes con la respiración entre cortante, y luego prosigues a besarme apasionadamente. En ese momento supe que me perdí, que ya no era yo.
Tus manos, Tus dulces manos (las recuerdo perfecto) empiezan a buscar mi piel desnuda mientras me susurras al oído: te deseo, te deseo justo aquí y ahora, quiero liberar tus tersas piernas para mí, quiero saborear toda la miel de ellas, quiero escuchar cada gemido con el eco de mi nombre. Y siento como el deseo se apodera de mí, como mi parte más íntima se humedece y desemboca un río de sensaciones, te desea, quiere cogerte, quiere llenarse de ti. Me arrojo a tu boca y nos besamos desordenadamente, después un poco más lento y volvemos a querer devorarnos con nuestros labios mojados, nuestras bocas llenas de saliva. Nuestras lenguas húmedas rosando detrás de nuestras orejas, de nuestros cuellos y poco a poco nos empezamos a acariciar, con esa explicita idea de llegar a todo, y cada beso, cada caricia me acelera más, quiero hacerlo ya,no puedo esperar, quiero sentirte ahora dentro de mí, quiero esta fantasía inesperada cumplida entre tu cuerpo.
Y así, tras besos y caricias mis manos se acercan más al lugar deseado. Y mi mano resbala sobre tu pantalón lentamente, siente tan majestuoso miembro rígido, y se me antoja aún más, mi boca se vuelve agua, bajo tu bragueta y lo libero de aquel escondite para encerrarlo en mi boca caliente masajeando cada centímetro con mi  lengua empapada de saliva como cual perro babeando y la paso por todo tu delicioso miembro sin evitar que mi boca escurra y moje tus redondas superficies, las lamo como si fueran el ultimo helado de vainilla y chupo desde la parte más escondida donde nacen tus orgasmos hasta la punta donde está mi cielo, empujo mi boca para tragármelo todo hacia la profundidad que da mi garganta con movimientos hacia arriba y abajo, subir y bajar del cielo en segundos. Mi lengua sigue jugando alrededor de la punta y luego sobre todo el torso y lo envuelvo con ella y vuelvo a chupar rápido, lento,  fuerte, despacio.
Te levantas, me volteas y me recargas sobre aquella banca cómplice ahora de los dos, me tomas de la cintura y siento como te resbalas deliciosamente dentro de mí, ah! se siente tan bien, te disfruto. Siento como mi cuerpo se calienta, mis mejillas suben de color, la pasión arde en todo mi interior, ardo con contigo, es una locura. Gimo,  muerdo y saboreo tus dedos mientras mordisqueas mi cuello salvaje con la exacta combinación de la dulzura en cada mordida justo a la medida de mi perversión, mientras tus manos acarician mis senos y mis pezones se erizan, te suplico que los aprietes, que los muerdas que los tortures a tu antojo, no me tengas piedad apriétame cada extremidad de mi piel, apriétame a tu vida... Obedeces a la perfección de mi cuerpo, te mueves más rápido al compás de mis sentidos duro sin parar sin piedad y me vuelves loca, me matas.
Sales de mí y te sientas mientras me pides que monte sobre tu cuerpo, me abro de piernas dejándote justo en medio de ellas y me voy bajando poco a poco e introduciendo tu infierno dentro de mí, me quemo, no quiero dejar de arder quiero derretirme de ti, de tu infierno al cielo al que me transportas. Subo, bajo chupas y muerdes mis senos, tus manos rodean mis nalgas las tomas de forma en que se abran mientras haces que no deje de saltar sobre ti y cada vez la respiración se me acelera, mi excitación está al límite, mi lujuria arde como nunca, me trastornas, cada uno de tus movimientos es un viaje extremo a mi vida. Siento como se tensan mis piernas y me pierdo, me vuelvo loca, gimo, grito, quiero más: quiero que no dejes de apretarme a tu piel, que no dejes de cogerme, ¡cógeme! no salgas de mí, no pares, quiero que me muerdas, que no dejes de someterme a ese placer tan delicioso, soy todo fuego contigo, ¡soy  tuya!  
Sigue así, me encanta, quiero llenarme de ti, quiero que tus jugos y los míos escurran sobre mis piernas. Ya no puedo más estoy envuelta en múltiples sensaciones, ardo, me quemo, me derrito y me suelto, caigo rendida sobre tu pecho…
Unos segundos y te levantas muy despacio, cuidadosamente me pones en el suelo aun lado de aquella banca, ahora tu cuerpo esta sobre el mío y aun no termino de sentir todas esas sensaciones cuando me abres las piernas de forma ruda te sumerge nuevamente en mí lo haces duro y salvaje, gimes tan perfectamente mezclado con mis latidos mientras me dices; estas deliciosa, me fascinas es tan rico cogerte y poseerte; y a mí me encanta escucharte, cierro los ojos para disfrutarte más adentro de mí  y de pronto siento el espesor de tus jugos calientes sobre mi cuerpo y me riegas completa de ellos, 
siento la lluvia perfecta sobre mí, 
de esa que moja hasta en los recuerdos,
y me siento tan leve en ese paisaje fugas.


Abro los ojos y alzo la mira, 
solo estoy yo y la imaginación que me das.

domingo, 4 de octubre de 2015

A un poema de distancia.

Me partí en dos
después de ti;
me dividí
como se dividen los días  
según las ganas
que tengas de recordarme,
como se abren mis calles
cuando te descubren caminando
en el viento del invierno,
como la única chica feliz
en un bar de carretera
o la única chica triste
un viernes por la noche,
como un funambulista adicto a las caídas,
como si el precipicio fueran mis manos
y el miedo se hubiera evaporado de tus pies;
me fui y me dejé
contigo
tan desnuda
que pensé que jamás volvería
a tener calor
-en un mundo de contradicciones
eres mi rey-.

Dejé mi mitad
esparcidas sobre tus sábanas
y entre tu pelo hundí mi nariz
mientras dormías
-o mientras escuchaba al mundo
respirar,
ya no sé-
para que no te dieras cuenta
de lo rabiosos que me resultan los días
cuando apareces,
es decir,
cuando no apareces.
Lloví sobre tu espalda
al mismo tiempo que sacaba el paraguas
para que mi ausencia no te salpicara,
a pesar de lo que me gustaría lamer
las heridas revueltas de tu costado,
y hacer nudos con mi lengua
con todo lo que se esconde detrás.

Me abandone para ti,
sin saber si dejaba
más de lo que me llevaba.
Me caí,
de cabeza,
buscando el golpe de tus omóplatos
en mis ganas
de besarte
cada día,
todos
los
días,
todos los besos,
todo tu cuerpo,
todo tu pelo,
cada
día,
todos los días.
Me quedé dentro de ti
mientras me marchaba.

Y así ando ahora,
dando traspié con un solo pie;
haciendo todo a medias
desde de ti;
balanceándome inerte
entre tantos recuerdos
que te juro que aún rememoro
cómo era eso de sentir,
es decir,
de besarte,
paseando, tan torpe,
entre tu nombre
y mis heridas,

con la incoherencia
de querer llevarte a la guerra
al mismo tiempo que te acuno en mi paz;

hablando a medias
Porque después de probar tu boca
las palabras ya no sirven de nada;
latente,
a un poema de distancia
de querer volver a besarte,
a una última canción
de volver a bailarte de nuevo;
con un ojo entreabierto
por si se te ocurre volver a mirarme
y no estoy,
mientras intento aprender a besar
todo lo que habla de ti
para que me dejes de hacer falta;
soñando con tenerte tan cerca
que solo pueda abandonarte,
pero entonces despierto
porque los sueños a medias son solo eso,
sueños.

Pero al final,
como en todos los finales,
solo quedan certezas.

Me olvidé de mí

con el único propósito
de que tú no te olvidaras de mí
-todos necesitamos
ser salvados-,
con la única intención
de que te dieras cuenta
de que la mitad que dejé en tus manos
eras tú mismo,
que te pertenezco de una manera
que aún no sé escribir,
y eso me asusta más que tú;  
que no puedo abandonarte
porque entonces me quedaría
aún más vacía,
sin ti,
sin mí,
y cómo sobrevivir entonces.

Así que cuídame,
es decir,
cuídate.

Por mi vida.