Como todos los días yo te
esperaba…
Te esperaba pasar a la misma hora y en la
misma banca. Aquel día pasaste una hora antes que de costumbre por aquel sitio. Y yo embobada te miraba
lunática, me imaginaba entre tus brazos respirando de tu aliento y tu robando
el mío.
De pronto ocurrió lo inesperado,
esta vez no pasaste con prisa a tu destino. Te detuviste justo frente a la
banca en la que yo estaba sentada esperando mirarte pasar. Te dirigiste hacia a
mí, y mis nervios comenzaron a subir y
el corazón a latir más rápido, pero supe controlarme. Te sentaste a mi lado y
abriste un libro en el que pusiste toda tu atención, no me mirabas y yo
temblaba… Te tenía tan cerca y tan inalcanzable a la vez, moría por tocarte,
mis manos ansiaban sentir tu piel, descubrir tu textura milímetro a milímetro,
conocer los viajes a través de tus manos, mi cuerpo empezaba a tensarse y un
calor extraño pero dulcemente ardiente invadía con rabia mi locura, necesitaba
sentirte, cada vez te quería más cerca, te quería tan, tan cerca, tan cerca que no
fuera posible distinguir nuestros dos cuerpos en una figura. Mi mente empezaba
extasiarse y divagaba tan libre por todo tu cuerpo como si lo conociera desde
tiempo antes. No podía resistirme más, mi piel empezaba a quemarse con la
imaginación de tu cuerpo sobre el mío. Mis ojos se cerraron despacio y mi
lengua mojada rodeaba mis labios muy suavemente y mis piernas querían abrirse
para ti. Si, deseaban tenerte entre ellas…
Y pensaba ¿todo esto solo con tú cercanía? Y me preguntaba ¿Qué seria poder tocarte y volverte realidad?, mis
ganas se empapaban.
No pude más, abrí los ojos y me
arroje sobre tú cuerpo, te tome con furia la cara y traje tu boca
hacia la mía, y te bese con ese deseo
que solo da la lujuria demente de mi lengua y la complicidad de tu
saliva con la mía.
Me detuve para mirarte y ahí estaba a mi
encuentro tu mirada más ardiente profundizando mis deseos más absurdos de
querer ser tuya, en ese instante, en ese lugar.
Me sujetas de la nuca y me acercas a tu cara para besarme, pero te detienes con la respiración entre cortante, y luego
prosigues a besarme apasionadamente. En ese momento supe que me perdí, que ya no
era yo.
Tus manos, Tus dulces manos (las
recuerdo perfecto) empiezan a buscar mi piel desnuda mientras me susurras al
oído: te deseo, te deseo justo aquí y ahora, quiero liberar tus tersas piernas
para mí, quiero saborear toda la miel de ellas, quiero escuchar cada gemido con
el eco de mi nombre. Y siento como el deseo se apodera de mí, como mi parte más
íntima se humedece y desemboca un río de sensaciones, te desea, quiere cogerte,
quiere llenarse de ti. Me arrojo a tu boca y nos besamos desordenadamente,
después un poco más lento y volvemos a querer devorarnos con nuestros labios mojados, nuestras bocas llenas de saliva. Nuestras lenguas húmedas rosando
detrás de nuestras orejas, de nuestros cuellos y poco a poco nos empezamos a
acariciar, con esa explicita idea de llegar a todo, y cada beso, cada caricia
me acelera más, quiero hacerlo ya,no puedo esperar, quiero sentirte ahora dentro de mí, quiero
esta fantasía inesperada cumplida entre tu cuerpo.
Y así, tras besos y caricias mis
manos se acercan más al lugar deseado. Y mi mano resbala sobre tu pantalón
lentamente, siente tan majestuoso miembro rígido, y se me antoja aún más, mi
boca se vuelve agua, bajo tu bragueta y lo libero de aquel escondite para
encerrarlo en mi boca caliente masajeando cada centímetro con mi lengua empapada de saliva como cual perro
babeando y la paso por todo tu delicioso miembro sin evitar que mi boca escurra
y moje tus redondas superficies, las lamo como si fueran el ultimo helado de
vainilla y chupo desde la parte más escondida donde nacen tus orgasmos hasta la
punta donde está mi cielo, empujo mi boca para tragármelo todo hacia la
profundidad que da mi garganta con movimientos hacia arriba y abajo, subir y
bajar del cielo en segundos. Mi lengua sigue jugando alrededor de la punta y luego
sobre todo el torso y lo envuelvo con ella y vuelvo a chupar rápido,
lento, fuerte, despacio.
Te levantas, me
volteas y me recargas sobre aquella banca cómplice ahora de los dos, me tomas de
la cintura y siento como te resbalas deliciosamente dentro de mí, ah! se siente tan
bien, te disfruto. Siento como mi cuerpo se calienta, mis mejillas suben de
color, la pasión arde en todo mi interior, ardo con contigo, es una locura. Gimo, muerdo y saboreo tus dedos mientras mordisqueas mi cuello salvaje con la exacta combinación de la dulzura en cada
mordida justo a la medida de mi perversión, mientras tus manos acarician mis
senos y mis pezones se erizan, te suplico que los aprietes, que los muerdas que los
tortures a tu antojo, no me tengas piedad apriétame cada extremidad de mi piel, apriétame a tu vida... Obedeces a la perfección de mi cuerpo, te
mueves más rápido al compás de mis sentidos duro sin parar sin piedad y me vuelves loca, me matas.
Sales de mí y te sientas mientras
me pides que monte sobre tu cuerpo, me abro de piernas dejándote justo en medio
de ellas y me voy bajando poco a poco e introduciendo tu infierno dentro de mí,
me quemo, no quiero dejar de arder quiero derretirme de ti, de tu infierno al
cielo al que me transportas. Subo, bajo chupas y muerdes mis senos, tus manos
rodean mis nalgas las tomas de forma en que se abran mientras haces que no deje
de saltar sobre ti y cada vez la respiración se me acelera, mi excitación está
al límite, mi lujuria arde como nunca, me trastornas, cada uno de tus
movimientos es un viaje extremo a mi vida. Siento como se tensan mis piernas y me pierdo,
me vuelvo loca, gimo, grito, quiero más: quiero que no dejes de apretarme a tu piel,
que no dejes de cogerme, ¡cógeme! no salgas de mí, no pares, quiero que me
muerdas, que no dejes de someterme a ese placer tan delicioso, soy todo fuego
contigo, ¡soy tuya!
Sigue así, me encanta, quiero llenarme de ti, quiero que tus jugos y los míos
escurran sobre mis piernas. Ya no puedo más estoy envuelta en múltiples
sensaciones, ardo, me quemo, me derrito y me suelto, caigo rendida sobre tu pecho…
Unos segundos y te levantas muy
despacio, cuidadosamente me pones en el suelo aun lado de aquella banca, ahora tu
cuerpo esta sobre el mío y aun no termino de sentir todas esas sensaciones
cuando me abres las piernas de forma ruda te sumerge nuevamente en mí lo
haces duro y salvaje, gimes tan perfectamente mezclado con mis latidos
mientras me dices; estas deliciosa, me fascinas es tan rico cogerte y poseerte; y
a mí me encanta escucharte, cierro los ojos para disfrutarte más adentro de mí y de pronto siento el espesor de tus jugos
calientes sobre mi cuerpo y me riegas completa de ellos,
siento la lluvia
perfecta sobre mí,
de esa que moja hasta en los recuerdos,
y me siento tan leve
en ese paisaje fugas.
Abro los ojos y alzo la mira,
solo
estoy yo y la imaginación que me das.
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