Estaba segura de una sola cosa.
No abandonaría lo que era mío
lo que tenía conmigo.
Pero las cosas cambian…
Y con el tiempo mi seguridad.
Conforme pasaban los días;
las visitas por la noche en su coche
se hacían más frecuentes
cada vez fueron atrapándome más y más.
Cada noche en que sus besos me
seducían
con una perfección casi matemática
y es que la oscuridad de la noche
se complementaba tan bien con
nuestros cuerpos,
con sus besos, sus caricias,
que sabían perfectamente erizar mi
piel.
Su voz…
El sonido de su voz que me atrapa.
Hace viajar mi mente,
su voz como melodía de vida para mis
oídos,
la voz que me envuelve y seduce con
su magia…
No hay duda, algo cambio.
No es solo el sonido de su voz
lo que me atrapa
ya no es solo la manera en que
suelta sus palabras,
ya no es solo aquel hombre que me
invita
a saciar mi loca curiosidad.
También son sus besos, sus caricias,
la manera en que me mira.
En que
abraza
la sinceridad que siento cuando
me dice: “TE QUIERO”
ya no es solo el hombre
que aparece por las noches
y me roba el sueño entre sus brazos y su boca.
Ha empezado a aparecer
en cortos pensamientos de mis días
se empieza a escapar entre mis
suspiros.
Las cosas cambiaron.
Las noches han confabulado en mi contra
y no me han dado tregua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario