ya te has ido...
has vuelto a los brazos
de los que muchas veces
te escuche hablar,
los que decías
te hacían daño
a los mismos brazos
que rodeaban tu soledad
y encerraban tu espíritu,
has vuelto a tu condena
de siempre,
a tu condena perfecta
y quizá estés pensando
que no es así.
Que me equivoco
y te aferres
a las cosas buenas
que tiene.
Quizá te engañes
para sobrevivir,
quizá esta sea
tu propia tumba
la que estas cavando para ti.
Pero -en el lugar que mueres-
poeta mío,
-tu musa no está-.
¿Sabes algo?
Yo también
ya emprendí
mi camino.
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