¿Por qué
escribo? ¿De quien escribo? ¿a quién le
escribo?.
¿Es verdad, es mentira o mitad y mitad?
¿Importa? ¿De
verdad importa?...
“yo sólo se
escribir cuando tengo el corazón roto” es una frase que en mi vida he aplicado
en varias ocasiones. Desde niña me ha gustado escribir, esconderme entre las
paredes de mis letras es la huida más cercana a una salida que encuentro. Hay momentos
buenos, hay momentos malos, a veces escribo mucho a veces poco, otras nada. Creo que este es el único año que
mi blog llegara con 100 entradas, por suerte mi diario hace tiempo que no sufre
las consecuencias, por cierto un diario que había abandonado y al que le debo
un par de páginas por escribir, las ultimas justo para cerrar el año y también ciclos.
Llevo desde los 8 años escribiendo un diario, y este año que viene lo retomare,
no sé en qué momento deje de escribir en él y me olvide de escribir recuerdos, quizá
para no revivirlos. Ya no importa (ya no quiero que me importe).
Escribo de
todos y de nadie, así mismo para quien tenga la sensibilidad de leerme y para
nadie, solo para mí.
Este lugar
es un desperfecto desorden, todo está aquí, la verdad, la mentira, la fantasía,
el pasado el presente, el futuro, mi imaginación, lo deseos, lo que es y lo que
no es.
Las dudas.
Este lugar
existe justo porque aquí puede ser todo lo que no es.
Le escribo a
mi pasado, cualquier pasado del más lejano al más cercano, a mi presente, a el futuro del que no se puede escribir porque
aún no existe y se convierte en fantasía, en deseo.
No hay un
hombre.
Hay heridas.
Y justo como tantos, escribo para salvarme para acariciarme las heridas con letras.
Vamos, no
todo es melancolía también existe para remarcarme las sonrisas, ¡lo juro! para
no olvidar, aunque viva escribiendo que quiero borrarlo todo y olvidar,
¡Maldita sea!
¡No!
No quiero
olvidar,
no quiero
olvidar absolutamente nada.
He escrito
poemas que me han enchinado la piel, y me han puesto a llorar como tonta, he
compartido textos que me han escrito sólo porque creo que merecen ser leídos
por alguien. Porque ahí, vuelo y salvo, no estoy rota pero al final sólo es eso
un escrito más por alguien que me extiende la mano para salvarme y rechazo, y
se pone en mi lugar, me convierte en su musa a la cual no tienen acceso.
Así somos… ¿los poetas? ¿Los escritores? Vamos, los que
escribimos, parece siempre que escribimos de millones de personas, y si pero no
todas las historias nos pertenecen. Y otras las más usuales, convertimos una
sola persona, una sola historia en miles, para darle los distintos colores,
sabores y finales que en su momento no se pudo.
Así es,
todas las respuesta están aquí. Pero siempre es más fácil encontrar las dudas.
O inventarnos
una salida para escapar.
Y sí,
siempre optamos por la salida más cercana.
La oscura y
sucia, para dramatizar la victoria delante de lo mártir.
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